Llevo años leyendo a Machado sin preocuparme demasiado por su ideología política, simplemente disfrutaba de su poesía bohemia. Machado entró en mi vida sin avisar y sin tarjeta de presentación. Mi reacción fue: ¿Antonio Machado tenía un hermano que escribía poesía? Fue temprano, al mediodía, después de una noche de jueves. El profesor recitó Chouette con esa fuerza de siempre y yo casi lloré. Era tan real, tan de ahora - bien, cuando digo 'ahora' es 'entonces', pues ya han pasado casi 15 años - Jamás me planteé la relación entre arte e ideología, la verdad es que siempre me importó poco.
Hoy, Elisa, compañera del instituto, pregunta a sus alumnos en un magnífico proyecto si '¿Eres lo que escribes?' Mientras, Marta, alumna de 4º A, se niega a leer a Manuel Machado, porque, aunque desconoce el proyecto de Elisa, entiende que somos lo que escribimos. Irremediablemente yo me pregunto: si Machado era lo que escribía, cómo podía ser la misma persona que, por un lado, escribía artículos para el régimen en el periódico ABC y, por otro, demostraba una actitud crítica contra los valores de la sociedad burguesa en el Mal Poema.
Lo primero que tuve que superar fue una falsa concepción. En mi sistema de relaciones entendía que criticar el sistema de valores burgueses implicaba formar parte de los desheredados, de los poetas malditos; y entendía que ser desheredado y maldito era sinónimo de estar excluido de la sociedad a la manera romántica, o a lo Baudelaire -poeta maldito por excelencia-: craso error. El mendigo romántico no es el desheredado decadentista, ni todos los decadentistas son Baudelaire. El desheredado decadentista escoge serlo y normalmente lo escoge desde arriba. Es decir, su posición social acomodada le permite llevar una vida hedonista, de complacencia en la degradación de la existencia. Nada implica que detrás de la imagen frívola exista una causa comprometida, como en el caso de los superhéroes modernos, por lo tanto, no existe contradicción alguna en la lectura que concilia ser aristócrata y decadente. Superada esta etapa, el tema estaba zanjado; sin embargo, no dejé de barruntar: ¿qué era realmente Manuel? ¿Se puede ser sin saber? ¿Se puede... ? ¿Ser...? Siguen los interrogantes, así que leo, busco, encuentro.
Con la reciente muerte del primer presidente de la democracia española, un presidente que fue franquista en su época y que, muerto Franco, reconstituyó la Generalitat de Catalunya y legalizó el Partido Comunista, una intuye que nada es blanco o negro y que existe el gris incluso en el lado contrario. Sí, Manuel Machado fue un hombre que vivió al amparo del régimen durante sus últimos 10 años de vida - tenía casi 60 años cuando estalló la guerra - y sí, durante esos 10 años, escribió en sus periódicos, pero también es cierto, que antes de que lo expulsaran del diario La Libertad por ser pensador liberal (de derechas) estaba a favor de la República y que, un año antes de morir, acabó descubriendo la perversión moral del régimen franquista y condenando los métodos del fascismo.
Con la reciente muerte del primer presidente de la democracia española, un presidente que fue franquista en su época y que, muerto Franco, reconstituyó la Generalitat de Catalunya y legalizó el Partido Comunista, una intuye que nada es blanco o negro y que existe el gris incluso en el lado contrario. Sí, Manuel Machado fue un hombre que vivió al amparo del régimen durante sus últimos 10 años de vida - tenía casi 60 años cuando estalló la guerra - y sí, durante esos 10 años, escribió en sus periódicos, pero también es cierto, que antes de que lo expulsaran del diario La Libertad por ser pensador liberal (de derechas) estaba a favor de la República y que, un año antes de morir, acabó descubriendo la perversión moral del régimen franquista y condenando los métodos del fascismo.
Sigo sin saber qué o quién era, pero ahora puedo decirle a Marta que tan falso, o cierto, es que fuera franquista por escribir un poema al caudillo como que fuera republicano por escribir unos versos en favor de la República. Quizás no podemos ser siempre todo lo que escribimos, ni siempre somos lo que fuimos y, por eso, escribimos aquí o allí dependiendo de lo que somos en el momento en el que estamos. Y si no somos lo que éramos ni lo que seremos, quién dice que aquí i allí signifiquen lo mismo hoy que ayer.
DOCUMENTOS:
Manuel Machado escribió unos versos para la fiesta en honor a la Libertad y a la Segunda República en abril del 1931, así lo reproduce GALLARDO FERNÁNDEZ, M. Isabel. José Deleito y Piñuela y la renovación de la historia en España, València: Universitat de Valencia, 2015.
El sol de una mañanade gloria y vida, paz y amor;
libertad florece y grana
en el milagro de su ardor:
¡Libertad!
España brilla a su fulgor
como una rosa de verdad
y de amor.
Gloria de escuchar fe y esperanza,
cantar,
España avanza,
gloria del cantar
de campo y mar de armonía,
libertad florece y grana
en el milagro de su ardor:
¡Libertad!
España brilla a su fulgor
como una rosa de verdad
y de amor.
Gloria de escuchar fe y esperanza,
cantar,
España avanza,
gloria del cantar
de campo y mar de armonía,
España mía,
a quien con fe se ve lucir
fiero incendio que devora
al que quiere combatir:
¡Libertad!
el mundo brilla a tu fulgor
como un poema de verdad
y amor.
fiero incendio que devora
a quien con fe se ve lucir
fiero incendio que devora
al que quiere combatir:
¡Libertad!
el mundo brilla a tu fulgor
como un poema de verdad
y amor.
fiero incendio que devora
al que quiere combatir:
¡Libertad!
El mundo brilla a tu fulgor
como un poema de verdad
y amor.
- El historiador José María de Tuñón Aza, recoge estas palabras de Machado, cuando fue obligado a dimitir del diario La Libertad en 1932, con el advenimiento de la Segunda República: "Soy Liberal en arte. Y Romántico en política… Liberal y Romántico, dos grandes palabras que hoy suenan casi totalmente a hueco. El mundo se debate hoy lejos de toda libertad entre dos dictaduras: la capitalista y la colectivista, la burguesa y la proletaria, entre el fascismo y el comunismo. Ambas son para mí igualmente detestables».
- También me parece necesario reproducir el artículo 'El quinto no matar' ABC, 2 de abril de 1946 (en Revista machadiana)
"Se puede morir por una idea.
No se puede matar por una idea.
Idea que empieza por matar no triunfa. Nunca.
… No se trata aquí de un humanitarismo cuáquero ni de otro tipo cualquiera de humanitarismos.
La Humanidad puede no interesarnos lo más mínimo …
A algunos puede, inclusive, repugnarles más o menos vagamente.
Pero ella es así. La realidad nos lo está diciendo a cada paso ….
El nazismo y el fascismo …. Cayeron vencidos.
Porque empezaron matando, drásticos y violentos.
No se debe matar:
a) Porque el quinto Mandamiento lo prohibe.
b) Porque no conviene.
A los que se acogen al finis coronat opus, el fin justifica los medios, hay que decirles que no; que el bien no basta con hacerlo. Hay que saberlo hacer.
Si la más elemental inteligencia no penetrara esta verdad, ahí está la experiencia para demostralo cada día.
Los pueblos no estiman, ni mucho menos agradecen, los desvelos que “por su bien” pueden tomarse si ese bien se les quiere imponer de un modo violento, agrio, tiránico.
Esa resistencia al “favor impuesto” es universalmente humana …
No. El bien hay que saberlo hacer.
No basta ser generoso. Hay que buscar el modo de que nuestras mismas dádivas no ofendan ni depriman …. “Da y parece que ha pedido”, se dice en una comedia de Alarcón
a propósito de la liberalidad de cierto personaje. La frase es maestra. Y bellísimamente exacta y expresiva … “Da y parece que ha pedido”. No alardea del regalo hecho. Antes
perece pedir perdón por favorecer y absequiar.
… Y en cuanto a los que proclaman la necesidad de destruir y de aniquilar al enemigo vencido …., bastará recordarles que esa tendencia homicida y feroz revela en el vencedor más
desconfianza, más miedo que fuerza, y, en último caso, falta de seguridad en el triunfo.
El poeta ha dicho:
Del primero
que sabe perdonar es la victoria.
Y el buen poeta tiene razón. Porque, entre otras cosas:
Siempre tiene razón un buen Poeta."
Créditos de la imagen: Desde mi torre cobalto
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