Hola a todos:
Mi nombre es Sílvia, vuestra profe de castellano en esta fantástica etapa que acabáis de iniciar, y este es nuestro blog: nuestro particular espacio virtual de encuentro.
¿Por qué me refiero al blog como un espacio de encuentro? Porque mi intención es que sea como una prolongación de las clases que va más allá de las paredes del aula y que consiga 'colarse' en vuestras casas.
Este año estoy supercontenta porque vuelvo a dar clases en primero: un curso que me encanta por vuestras ganas de aprender, vuestra energía, vuestra curiosidad y por esa mirada nítida con la que observáis y comprendéis el mundo.
Sois los alumnos y alumnas perfectos para trabajar los pilares fundamentales del ser humano: las emociones. Estas reacciones psicológicas a las señales que nos envía el mundo constituyen el pla principal de la literatura, por lo tanto, constituyen la masa madre o ingrediente estrella de nuestra asignatura.
Así pues, ya que hablamos de emociones y este año estará cargadito de ellas, me apetece daros la bienvenida con un poema atribuido a Gabriel Celaya, un poeta que me encanta, por su senzillez, por su lucha y por su verdad, aunque hay quien asegura que su autor es un clérigo, poeta, y escultor argentino de nombre Fermín Gaínza.
EDUCAR
Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.
¡Bienvenidos!
PD: En clase descubriréis qué son los puntos extra. Estad muy atentos durante el día de hoy porque publicaré una entrada con la información necesaria para conseguirlos. Tienen mucho que ver con el poema que acabáis de leer.
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